En realidad, en Enkerende cada momento fue
único y distinto. Todos los desayunos eran especiales; los momentos muertos,
necesarios; los gin tonic junto a la hoguera, únicos; las siestas, deliciosas,
y las charlas, todas, hasta la más tonta, irrepetibles. Pero, desde luego que
lo que no tuvieron desperdicios fueron los safaris.
Enkerende
para nosotros solos
Enkerende se quedó solo para nosotros a partir
del segundo día hasta nuestra marcha. Un pequeño paraíso exclusivo para cuatro
amigos y otra pareja en camino de serlo: Julio y yo.
El día prometía sólo despertar. Disfrutamos de
un largo, copioso y rico desayuno a la orilla del río y, entre charlita y
charlita, esperamos a que nos organizasen la jornada. Desde luego que para
Jacobo, Raquel, Julio y yo, Enkerende fue unas vacaciones de verdad, de esas
que no se piensan, no se decide, no se elige. Pero supongo que Raúl y Cristina
no comparten la misma opinión. En fin, algún día se les compensará, seguro,
porque tarde o temprano recibes lo que das. Así que, enkerendes, si leen el blog,
ya saben, no desespere…
Bueno, que estaba en el desayuno de Enkerende.
De verdad que no me resisto a no contar qué desayunábamos: zumo natural, cada
día diferente: mango, plátano, piña; trocitos de fruta; tostadas con
mantequilla- me encantaba esa mantequilla-; huevos revueltos o en tortilla, con
salchichas y beicon; tortitas con Nutela y café, pero no cualquier café, sino
ese que no te pone nervioso. Ya saben ¿No?
Sé que enumerar qué desayunábamos es una chorrada, pero es que los
disfruté tanto.
Julio bautiza
a un masai: Nacho
Nos tomamos el día con calma. Julio iba y
venía, aparecía y desaparecía, y volvía con alguna historia de un masai. En una
de esas nos dice que ha bautizado a un masai. Es uno de los ascari, uno muy
alto. Le pidió que le pusiese un nombre en español. A Julio le daba pudor
elegir por él, así que enumeró unos
cuantos nombres y el masai optó por Nacho. Para mí que se apoderó del que le
venía al pelo. Desde entonces, allí donde le veíamos, le llamábamos Nacho.
Mientras, las muzungas, cotilleábamos el
campamento. Algo así como: aquí el salón, aquí los baños, pero en versión camp.
Deambulábamos por ahí con Pepa, Mara y Keko-Keko jugando a nuestro alrededor.
Pepa y Mara son dos perras, según Raúl
de raza masai, juguetonas, divertidas, cariñosas y traviesas. Se pasan el día
retando a Keko- Keko y éste las vacila de mala manera, esquivándolas con sus
saltos de 180 grados.
El
primer safari: el leopardo y los barriales
En fin. Voy a lo importante. Pero aviso que,
para mí, todo fue importante. Ese fue el
día de nuestro primer safari. En realidad, de mí primer safari, porque el resto
de la comitiva ya había vivido alguna en su vida. Es una pena pero no recuerdo
qué animal fue el primero que vimos. Los montes estaban llenos de manadas de
todo. Ya los he nombrado y supongo que ya saben que animales habitan en la
Reserva de Masai Mara ¿No?
L preparada para descubrirlo todo |
Ahora pienso que esto de los safaris es más qué ver
animales, es también la expectativa de si te encuentras alguno de los Cinco Grandes: Leopardo, León, Elefante, Búfalo y Rinoceronte. Cuando preguntábamos
por alguno, Raúl decía en clave de humor y un poco socarrón: ¿A ver qué podemos
hacer?, como si de él dependiese. Y sí que hizo, sí…
Ya pueden imaginar mi emoción, supongo que
mayor que la de nadie, por ser la primeriza en esto de los safaris. Ahí, en
medio del infinito, dando saltos, tumbos, inclinándonos, alongados al techo abierto del 4x4, mirando de un lado
a otro, buscando entre matorrales, señalando un nuevo animal. A la derecha,
jirafas; a la izquierda, una familia de pumbas; a todos los lados, cebras,
gacelas, impalas…Les puedo asegurar que, cada día, en cada safari, descubrí un
animal diferente. No nos faltó ninguno… Bueno, uno sí.
Ese día el protagonista fue el guepardo. Lo
encontramos ganduleando en la hierba, con una barriguita sospechosa. Yo creía
que era hembra y que estaba embarazada, pero no, lo que pasaba es que se había
metido un buen festín. Allí nos quedamos en silencio, expectantes, admirando,
sacando fotos y fotos, hasta que llegó el atardecer.
Guepardo |
Pues nada, como no había más que hacer, también era nuestra hora de irnos, igual que el guepardo y el sol, pero… Ahí comenzó otro de los grandes momentos de los safaris. Ese en el que la tierra te recuerda que no nos da la bienvenida a los muzungus en grandes coches. Y es que nos quedamos encajados en un barrizal. Les aseguro que lejos de preocuparme, para mí fue más emocionante si cabe, y para Julio, ni te cuento.
David, el masai que si tiene paciencia será el hombre de confianza de los enkerende, si no lo es ya, es un acompañante perfecto para estos momentos. Y les aseguro que hubieron unos cuantos. Se sale del coche, con los pasos del guepardo cercanos todavía calientes, se pone con un tronco a sacar tierra, Raúl a forzar el coche, todos emocionados queriendo bajar, Julio que se tira al suelo para liberar la rueda, y yo, como una niña, feliz de la emoción. Una media horita de esfuerzo y salimos de ésta.
Primer atasco |
Ya la noche era cerrada. David conducía- los
conductores son o Raúl o David- y, para animarnos más en nuestra emoción, se
metía en los caminos más imposibles. Yo creo que buscaba un león, pero lo sé
ahora tras un poquito de experiencia. Entre bosques, pistas imposibles. ¿Digo
pistas?, ni pistas, ni leches: matorrales, hoyos, hoyuelos, hoyasos, socavones,
seguimos nuestro camino hacia el campamento… Hasta que volvimos a caer. Esta
vez el agujero era imposible y, tal como decía Cristina, ‘de ésta no salíamos.
Positivismo,
positivismo
De verdad que la escena fue cómica: Raúl
diciendo: ‘Cristina, positivismo’; Ella, saliendo y repitiendo: ‘Sí, positiva’,
hasta que vio en lo que nos metimos e inmediatamente dice: ‘de ésta nos tienen
que rescatar’; David, alejándose en la oscuridad; yo con dos cervezas en la
mano - la de Julio y la mía- en mitad de la nada y con linterna en mano,
mirando al negro, muy negro bosque; Julio colocando piedras bajo la rueda
encajada, poniéndose perdido de barro; Raúl haciendo rugir el motor
inútilmente; Jacobo diagnosticando el problema, y Raquel, con una cervecita y
medio cuerpo por fuera del techo del coche.
Para no aburrirles, finalmente sí que salimos.
David no nos abandonó, como yo creía en un principio, sino que se fue al bosque
a buscar una rama. La cortó con su machete y la utilizó como palanca. Del
momento muestro foto porque realmente aquí una imagen vale más que mil
palabras.
Segundo atasco |
Llegamos al campamento y disfrutamos de una
estupenda charla frente a la hoguera con la que Raquel y yo aprendimos a saber
no hacer nada. Cenamos otra estupenda cena, cuyo menú nos recitaba disciplinada
y seriamente un joven masai, y nos fuimos a nuestras estupendas, románticas y
acogedoras tiendas, junto al río Mara.
Hoy llevo 45 días en Kenia. Julio, 52.
Ayer conocí a dos jóvenes cooperantes de la
iglesia Guadalupe de México, que llevan años trabajando con la gente de Kibera-
si han visto ‘El jardinero fiel’ sabrán a qué zona me refiero. Ya les hablaré
de ellas, porque las experiencias que cuentan no tienen desperdicios.
Hoy Kenia está revuelta. Las elecciones están
lejanas, pero la gente ya se empieza a poner nerviosa y se oyen rumores de
atentados. Tranquilos con nosotros, nos avisan de todo y no salimos de casa.
Hoy seguimos echando de menos Enkerende.
Hoy me encantaría ver la carilla de Zanahorio,
el peque de Ara.
En cuanto a las palabras suajili y masais.
¡Venga, hombre!, que escribir un blog ya es un esfuerzo. Si en realidad no recuerdo
ni una. Siempre las miro en el traductor de google.
Este blog nos lleva de safaris con ustedes, esta genial y las fotos muy chulas! un beso a los dos ;-)
ResponderEliminarEmocionante de verdad...Parece que los animales te "hacen el favor" dejándose ver y sacar fotos. Mucho cuidado en Nairobi chicos. Bsssssssssssss a montones.Leila
ResponderEliminarGracias chicas. Seguiremos en el empeño de contar. Les añoramos a todos muchísimo
ResponderEliminarBueno...mola ir de safari sin salir de casa... no nos queda otra a los que no estamos allí...aguantarnos jejejeje.
ResponderEliminarBueno pues voy a intentar daros un poco de envidia también...aquí empezando a preparar las vacaciones de este año, ale.........
Por cierto feliz año y todo eso, que he estado unos días de fiesta.