Tras una noche única, y aquí el adjetivo tiene más sentido que nunca, despertamos el primer día del nuevo año en Masai Mara, en el camp de los Enkerendes. Tras esa Noche Vieja, sin resaca, continuamos viviendo nuestros safaris. Porque los días siguientes fueron eso: safaris en compañía de buenos amigos. Voy a intentar resumirlo, pero habrá momentos que guardaré.., algunos porque son indescriptibles; otros porque no quiero desvelar instantes especiales que preparan los enkerendes para sus visitas, no vaya a ser que un día quieran experimentar ustedes mismos los Safaris de Enkerende.
Nos levantamos el día uno con ánimo de estar relajados, así que perdimos, o ganamos, el tiempo de cháchara con nuestros nuevos amigos alicantinos en el dinning camp. Unos jugando a la diana, otras intentando hacer un arroz- paella, yo deambulando entre la caseta-cocina y la mini sala de juegos de dinning camp… O sea, pasando el tiempo y disfrutando el día.
Un atardecer safari
Pero, no se
preocupen que no habrá jornada en Enkerende que no se vaya de safari, de la
manera que sea. En ese primer día del año nos tocó un atardecer safari. Cogimos
el 4x4 y, cruzando el río, nos fuimos a una inmensa llanura del más inmenso
Masai Mara. Allí nos paramos, bajamos y, de vez en cuando, saludábamos a algún
que otro jeep que retornaba a los turistas de turno a sus campamentos. En ese
extenso, bello y único paraje, nos quedamos un ratito, cada uno con su gic
tonic en su propia taza de metal. Cada pareja disfrutando del atardecer,
charlando en el atardecer, sacándose fotos del bonito atardecer… Cada pareja
¿No? porque mientras los demás se embelezaban del adjetivizado atardecer, mi
lindo chico aprovechó el momento para conocer mejor al masai que venía con
nosotros en el viaje. Mientras, yo
esperaba apoyada en el capó del coche con mi gin tonic, esperando a ver si mi lindo chico
se daba cuenta del bello, extraordinario atardecer que nos ofrecía el Masai
Mara. Ni se coscó, pero eso sí, intimó un poco más con otro bello masai. En
fin, es lo que tiene estar con un hombre tan curioso, sociable e interactivo.
Ese safari llegó a
la noche, o la noche nos llegó a ese safari. Así que, con una gran linterna,
que cogían en lo alto Julio y Jacobo, íbamos descubriendo más y más animales:
los tic, tic, conejos africanos, más gacelas, hileras de hipos en fila india
que salían del río para ir a quién sabe dónde. Bellísimos animales, cuya
aparición en la oscuridad era expectante. Imaginen estar en una película, todo
está oscuro, todo es silencioso, alumbras un rincón y, de repente, aparece ante
ti el culo de un gran hipo. ¡Fue genial!
Ese día, antes del
famoso atardecer, encontramos de nuevo al guepardo. El mismo guepardo de las
otras ocasiones. Esta vez estaba tumbado en un claro, disfrutando de su
tardío almuerzo o de su pronta cena. Y sabemos que es el mismo guepardo porque
tiene unas manchas en el cuerpo, de una infección o algo parecido, que le hace
reconocible. Ahí le dejamos, terminando su cena.
Esa noche, sin sobresaltos, ni estancadas en el barro, volvimos a nuestro campamento a disfrutar de otra velada tranquila, junto a la hoguera y al árbol desnudo de hojas, vestido con candels. Al día siguiente, nos levantábamos temprano para encontrar bien de mañana a los leones.
Hoy llevo 55 días
en Kenia. Julio 62.
Hoy, un cariñoso
beso a Natalia, que acompañamos desde el África Negra.
¿Por cuántos Cinco Grandes iba? Ese día no descubrimos ninguno nuevo. Nos faltaban los
rinocerontes y los reyes de la selva. ¿A ver qué podía hacer Raúl? Como dice
él.
Espectacular! Para cuando los leones? Bsss. Leila
ResponderEliminarJa, ja, ja. Muy buena pregunta... Ya lo sabrás en el próximo post. Besotes
ResponderEliminarUuuuuuy!!!!Q cortito se hizo hoy,pero cómo lo vivimos.
ResponderEliminarQue experiencias Laura.
Julio,hazle más caso a mi nena,anda....hazme el favor.....
Un abrazo enorme a los dos.
Mmmmmmmuak
Ay! que mi Arita, mi niña del alma, nos ha escrito. Cariño, Julio me hace caso y me mima mucho, lo que pasa que exagero, porque ya se sabe que quien no llora no mama. No te pierdas el próximo post que ése sí que es larguito y tiene de todo. Muak
ResponderEliminarAra, tu niña está como una princesa!! En un altar la tengo!! Ella es la que me tiene flaco, flaco. Me dice puñetero.
ResponderEliminarUn besote muy grande para ti, Jose y el pequeño Zanahorio.
LA RATITA DIJO: me encanta todo lo que cuentas, que pena no poder ir con el albert!!! :-(
ResponderEliminaros quiero!!!
Hola niña ya estoy de vuelta!! qué bien que se os siente por ahí eh?? un besote enorme para los dos y estoy deseando hablar contigo de verdad!! besitoooooo, eva!!!
ResponderEliminarEvita, bienvenida a casa!!!! A ver si te pillo este fin de semana en el skype y me cuentas el súper viaje. Muak
ResponderEliminarPor fin chicos! Ya he podido meterme en los comentarios, joder, que sin vivir!. Pero eso no quiere decir que no estemos leyendo vuestras envidiables historias, os seguimos!. Menudos pedazos de safaris estais haciendo y que guapos, felices, y bien os vemos dia tras dia. El curioso e interactivo fotografo, a la vez cabotudo y ñisplo sigue estando a un buen nivel, jajaja!. Un beso enorme a los dos. Os queremos. Kiko y Rebe.
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