Mi abuelo era escritor. Escribió y publicó tres libros, todos sobre Canarias, y me dejó en herencia otro para que yo algún día lo editase por él. Ese gran volumen de hojas y hojas redactadas a máquina, con anotaciones en los lados, sigue en mi lista de tareas pendientes. Pero, tranquilos, ahora no voy a empezar a hablar de mi abuelo, es que esto viene al hilo en relación a miscelánea: el título que utilizaba mi abuelo para cuando quería apretujar un montón de historias diferentes en un mismo capítulo, todas con un nexo común: Canarias.
Pues siguiendo el ejemplo de mi abuelo ahí van mis misceláneas
sobre Nairobi:
Han pasado muchos rayos de sol
desde que partimos de Enkerende. La vuelta fue como la ida, en coche, que
compartimos con Raúl, Cristina, Jacobo y Raquel. Un regreso a casa entretenido,
con dos horas de parada en Narok, la capital de Masai Mara, que con la nueva
constitución será capital del Distrito y tendrá más poder. Lo de estar tanto tiempo ahí fue porque al 4x4 se le jodió un tanque de
gasolina y no pueden imaginar la que liaron en el taller para vaciarlo. En fin,
llegamos sucios, llenos de tierra y encantados de nuestra aventura, dispuestos a retomar
nuestra vida en Nairobi.
Francis y O |
Seguimos nuestros días en Nairobi, con un verano que cada vez era más cercano, acostumbrándonos a los pasos de los keniatas, a los largos paseos de un único ritmo de los paisanos, porque caminan y caminan. O escribió en su blog: AKICHA sobre este tema y la observación es más que acertada. Si tienes un momento y te paras en cualquier calle prestando atención a la gente, será inevitable darte cuenta de sus andares. Siempre a las mismas horas, yendo y viniendo del oficio, con el mismo paso, todos juntos dirigiéndose a lejos destinos por calles inexistentes. Siempre es así.
Conociendo a Mister Wafula
Las clases particulares de inglés
son muy baratas aquí, al contrario que todo lo demás, por lo que no hay que
desaprovechar la ocasión para perfeccionar el idioma. Así que ahí vamos, Julio
y yo, dos veces por semana a charlar con Mister Wafula. Es un hombre dedicado a
su profesión, tiene un inglés perfecto y un método de estudio inmejorable.
Nunca he tenido un profesor mejor, la pena es que es un poco impresentable y a
veces se come el tiempo hablando por teléfono o desapareciendo. A pesar de ese
detalle, un minuto con él está muy bien aprovechado, así que lo dejamos pasar.
Mister Wafula no tiene desperdicio y podríamos pasar horas hablando de él.
Julio dice que se parece a Obama y realmente tiene tal don engatusador de gente
que bien podría presentarse para las próximas elecciones del país. Hablamos de
todo con él: sobre el país, la política, las costumbres de las familias, las
tribus, el deporte… Un día le pregunté que qué pensaba de su presidente, a lo que respondió
muy diplomático: “Creo que es un hombre
muy mayor y muy cansado, que ya debe irse a su casa a descansar”. Me parece
una respuesta muy buena, porque sigo sin saber lo que piensa del viejo Kibaki.
La mala manía de manipular
El caso es que con nuestra
llegada a la escuela de Mister Wafula nos topamos con otra de las costumbres de
los keniatas: su ilimitada manía de manipular. Es agotador, de verdad, porque
siempre intentan que vayas por dónde ellos quieren, con el dinero, con los
caminos, con la comida… Muchas de las ocasiones gastas más de lo que quieres,
comes lo que no te apetece y terminas haciendo lo que ni esperabas, ni deseabas…
Como los cangrejos tienes que aprender a dar pasos atrás. A mí especialmente me
engatusan de tal manera que mi mente se paraliza y hasta media hora más tarde
no me doy cuenta de que eso no era lo que yo quería. Vuelvo a casa con cara de
idiota y termino diciendo: “ya me la han
dado”. Esto me pasa muy a menudo
sobre todo en los mercadillos. Pero, en fin, será cuestión de tiempo.
Pues en la escuela me la dieron. Mi primer día fui decidida a tener
cuatro horas de clases particulares a la semana, por la tarde, repartidas en
dos días, por cinco chelines keniatas. Pues, tras hablar con Mr. Wafula,
terminé acordando ir a clase por las mañanas, una hora, con un grupo de chinas
que ya había comenzado, y sobre las horas que me faltasen, ya hablaríamos, todo
por 10.000 chelines keniatas. Me fui a casa nada, nada convencida, y pagando
cada céntimo que me pedían. Ahí Nuria me salvó y con mucha determinación
arregló las horas para que fuese como yo quería, pero a la hora de devolverme
la diferencia del dinero eso fue otra cosa.
La secretaria de la escuela
también tiene la habilidad de engatusarme. Es muy simpática y se ríe mucho
conmigo, pero no pierde la manía de torearme. Así que dispuso de mi dinero y
dijo que lo guardaba para el próximo mes. Mi mente, de nuevo, paralizada hasta
que llegué a casa. Es que aquí las cosas se olvidan y los acuerdos pasan a
otros términos con el tiempo, así que no me las veía todas conmigo.
Para no aburrirles, llegamos al
desenlace de esta historia cuando Julio también decidió ir a clase. Entonces acordamos
que él aprovecharía mi vuelta para pagarse parte de sus horas. Estuvieron dos
semanas tonteándonos con este tema. Julio hablaba con la secretaria y ella le
decía que hablaría conmigo; hablábamos y acordamos lo que yo pretendía, pero
Julio volvía y la cosa había cambiado, así que tendría que hablar conmigo otra
vez… Y así cada día, hasta que una de esas tardes a Julio se le calentó las narices
y no se movió de allí hasta que pudo pagar sus clases con mis vueltas, gracias a una conversación cargada de lógica y razonamiento.... que eso tampoco se lleva mucho aquí.
Yo al día siguiente llevé
caramelos a la escuela y le di a la secretaria un caramelo “por la paz”, así le dije con una sonrisa picarona…Es que ya
empiezo a manejar las tácticas de aquí. Bueno, desde entonces se piensan que
Julio es muy severo y yo muy dulce. ¿Se lo pueden imaginar?
¡Uy! Me he extendido un montón en mi
primera miscelánea, así que intentaré ser más aplicada para los días
siguientes. Me queda tanto por contar. El próximo día me saltaré cositas para
hablarles de nuestro encuentro con las mexicanas, Marlene y Xochitl, y nuestra
visita a Kibera. De Mr. Wafula también queda mucho por narrar… Así que, pole,
pole...
Hoy llevo 74 días en Kenia.
Julio, 80.
En estos días tenemos visita:
Alberto y una amiga suya, Sagrario. Nos han traído un montón de cositas: ropa
para los keniatas, que nuestra Judit ha agarrado con una felicidad imposible de
describir; jamones, quesos y vinos, que estamos devorando como si en nuestra vida hubiésemos
probado tal manjar; nuestro estupendo tabaco, que disfrutamos como si de un
producto de lujo se tratase; chucherías para mí, preparadas por mi Ratita con dulzura
y mucho cariño –gracias amor, que sepas que llevo la hortera pulsera del poder
naranja todo el tiempo-; y lo mejor el calor de nuestro amigo, Alberto. Ahora
mismo, la pareja está en el Camp de Enkerende disfrutando de los animales, de
los masais y de la hospitalidad de los enkerendes.
Otra cosa: me he enamorado de un
bebé. Me tenía que pasar. Está tan indefenso, sucio, desprotegido. Es tan mudo,
tan inocente, tan pequeño, que me he enamorado de él, y en lo único que pienso es
en cómo hacerle la vida más fácil. Ya les hablaré de mi bebé...
Y eso es todo por hoy: besos,
abrazos, enormes sonrisas a todos. Les queremos y les echamos errores y
horrores de menos.
Vaya, el truco del caramelo por la paz no se me había ocurrido. A ver si le llevo unos cuantos a mi nueva directora, que me odia literalmente, aunque tal y como se plantea la cosa ni con una caja roja de Nestlé....
ResponderEliminarQué dices de un bebé! Cuenta, cuenta. Bsss a los dos.
Leila
Hola hola!!. Nos gusta lo miscelaneo, y si lo escribes tu y encima así, más aún. Pero claro, ya nos habeis dejado con la mi..... en la boca otra vez, UN BEBE!!!??. Por Dios, cuenta cuenta ya!! corre!. Besos de Rebe y Kiko.
ResponderEliminarAy! la que he liado. Qué no pasa nada con mi bebé. Que no me lo llevo a ningún sitio. Sólo que me ha llegado al alma....pero, no lo adoptó. Eh!. Ya les contaré. Besotes a nuestros incondicionales.
ResponderEliminarPd: A los demás. Un día, me gustaría sabes quiénes nos están leyendo. Así que gandules, sólo un día, escriban un comentario si leen los post y digan hola.
Besos enormes
Siempre que puedo entro para leer tus aventuras... Estoy enganchada y emocionada...
ResponderEliminarCuando empezaste a hablar de abuelo, me divertí montón, más te valdría hacer un best seller de nuestra familia que continuar la herencia, pero yo te animo...
Nunca encuentro tiempo para escribirte por aquí, porque en España los recortes en sanidad nos están matando, y nos han aumento la jornada laboral a los médicos, fundamentalmente a costa de los residentes, pero bueno eso ya te lo explicaré por e-mail...
Por favor sigue escribiendo, porque para los que te echamos de menos, seguirte por aquí es un privilegio...
Un beso enorme a los dos!!
Qué bebé????
ResponderEliminar