Hoy no voy a contar ninguna de nuestras batallitas en Kenia. Hoy voy a cumplir con una deuda pendiente que tengo con nuestros amigos. La historia de Lilian Achieng. Comienzo desde el principio.
Algunos de ustedes, los que nos siguen por nuestro
cuaderno de viajes, ya conocerán a Marlene,
la mexicana que trabaja en el “Integral
Human Developmet Department” de la Catholic Church- Kibera. Nos la presentaron
en nuestros días aquí, y a raíz de ese encuentro comencé a ir los sábados por la
mañana a colaborar con uno de sus proyectos. Mi ‘ayuda’ es una labor muy
gratificante porque simplemente me dedico a entretener con pinturas, dibujos y
manualidades a unos cuantos niños de Kibera que acuden a la misión integrados
en un programa de nutrición.
Voy al
tema. En nuestros paseos a Kibera, y tras la jornada de manualidades, Marlene cuenta
historias y pequeños extractos de la gente que vive en el slam. Suelen ser vivencias
muy duras, pero entre ellas aparece
alguna impregnada de espíritu de supervivencia y de determinación. Así que,
aunque la vida en Kibera es inimaginable para muchos, también está formada por
gente fuerte y con iniciativa. Uno de esos casos podría ser el primo y tutor de
Lilian, Gilbert.
Un día,
tomando un café con algunos amigos, Marlene nos contó el caso de Lilian.
Gilbert,
como muchos otros de Kibera, apareció en la Misión porque necesitaba ayuda. Es una
práctica muy común en el slam, ya que día a día pasan mujeres, hombres y niños
pidiendo cualquier cosa: trabajo, dinero, comida, atención médica. Marlene está
acostumbrada, lleva tiempo trabajando en Kibera y ha conseguido detectar cuándo
realmente hay que prestarles atención y cuándo simplemente piden sin intención
de hacer algo por mejorar.
Pues,
como decía: Gilbert fue a la misión como muchos otros, pero con una diferencia,
fue con dinero ahorrado y con un motivo justificado. Es el primo y tutor de Lilian, una adolescente de
quince años, huérfana y con SIDA. No sé sabe si desde su nacimiento o si se contagió
más tarde, pero es algo que nunca se conocerá porque en Kibera de eso no se
habla ni se pregunta, se acepta.
En fin, para
más ironía de la vida, Lilian Achieng enfermó de fiberadenoma de mama, se trata
de un tumor benigno localizado en el pecho que suele desarrollarse más en
mujeres de raza negra a edad temprana. No es una enfermedad peligrosa si se
trata. Pero, Lilian ya llevaba dos años con el tumor.
Gilbert acudió
a Marlene con esta historia, con 16,000 Ksh (160 euros) ahorrados y con un plan detallado sobre lo que
necesitaba para ser operada por un médico que finalmente bajaba el
precio de la operación de 100.000 Ksh (Mil euros) a 80.000 Ksh (800 euros).
Marlene
le escuchó, y simplemente por tener dinero ahorrado, algo impensable en Kibera,
también le atendió. Ahí entramos nosotros. Marlene contó esta historia a unos
cuantos amigos y espontáneamente, por nuestra cuenta, decidimos probar a ver si
con la ayuda de nuestros propios amigos podíamos recolectar el dinero que hacía
falta.
La historia tiene final feliz
porque se consiguió. Marlene y yo fuimos al hospital con Gilbert y Lilian para hablar
con el médico. Se le pagó lo acordado y se buscó día de intervención. Lilian fue operada el 5 de Marzo. La intervención se complicó porque el tumor
se extendió al otro pecho, con lo que la cirugía fue más compleja y también más
costosa. También estuvo tres días de reposo en el hospital. Los imprevistos elevó
la cuenta a 240,000 ksh, aproximadamente 2.400 Euros.
Sin embargo, al final, entre la Misión, amigos
de expatriados, y familiares, amigos y otros conocidos de Gilbert, se consiguió pagar
al hospital, al médico y el tratamiento, y ahora, Lilian está en casa
reposando.
Les traslado las palabras de Marlene que
siempre nos tuvo al día de cada paso que se daba en este tema: “El sábado pasado, 10 de Marzo, fui a
visitarla a su casa, aquí en kibera y, aunque es tímida y no pude sacarle muchas
palabras, se mostró muy agradecida con una sonrisa que le marcaba un especial
brillo en su carita”.
“Seguro que la mayoría
que coopero para esta causa no espera un agradecimiento, pero les digo que
Lilian se los agradece de corazón, se agradece el don del desprendimiento, el
don de la caridad y el poder que existe en cada uno de nosotros para hacer un
cambio significativo en una persona tan joven en este caso”.
“De parte de la
comunidad de Kibera, de la parroquia donde se trabaja y principalmente de
Lilian, se les agradece infinitamente su apoyo”.
La historia
termina aquí y con la intención de Lilian: "quiero seguir en la escuela
para poder ayudar a niñas como yo, así como a mí me han ayudado", por lo visto es lo que dijo tras la
operación. En fin, eso ya se verá y en esta ocasión sólo depende de ella.
El caso es que nos queda a
nosotros, a Julio y a mí, agradecer a nuestros amigos la ayuda totalmente
desinteresada. Así que:
Conrado, Jorge
de Mingo, Loli Viadel, Mapi Placido, Mavi Naranjo, Patricia Parra, Pino Suárez, Virginia Torres y Virginia
Sánchez, gracias de corazón por estar tan cerca, por escucharnos y por sentir
desde tan lejos.
Creo que mi niña, junto a Marlene han hecho una fantástica labor social, volcándose de lleno en problemas ajenos, de forma altruista y con un mérito más que merecido. Mi más sincera enhorabuena por haberlo conseguido.
ResponderEliminarGracias a ti, Laura, por implicarte de esta forma. En este mundo en que vivimos, cada vez es más difícil encontrar a gente así, que logre ver más allá de su propio ombligo y que sea capaz de preocuparse realmente por los demás. Sigue así.
ResponderEliminarVirginia T.
Hola chicos!! Me alegra q la poquita ayuda que hemos prestado haya servido d algo! Un abrazo muy muy fuerte!! Seguir así. Seguro que esto cambia vuestros gracias...
ResponderEliminarVuestras vidas quería decir...
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